Los Skavens es ese ejército que desde muy pronto me llamó la atención. Allá por 1997, mis padres me compraron la primera WD de mi vida, mientras íbamos de camino a Orense.
Aquella WD era de la vieja escuela, repleta de textos, ideas disparatadas, fotos de miniaturas y escenografía con ese aire oldhammer tan añorado hoy día. Yo, como podréis comprender, flipaba literalmente al ver todo aquel despliegue de miniaturas. Por entonces, mi colección de miniaturas era de cinco Marines Espaciales del Caos y cinco Marines de Plaga de los monopose antiguos. Así que imaginaos cómo me sentía leyendo aquella magnífica revista.
En aquel ejemplar existía un artículo de campaña llamada la batalla por Couronne, en la que los Bretonianos se aliaban a los Elfos Silvanos (curiosamente las dos razas que parece que van a desaparecer con El Fin de los Tiempos) contra los Skavens a las afueras de un castillo.
Años después, unos cuatro, volví al hobby y encontré otra WD de las modernas en las que los Skavens se enfrentaban a los Altos Elfos por el control de una isla (años más tarde, aquella campaña se transformaría en la famosa Isla de Sangre de la actual edición de Warhammer). En ella, el ambiente del juego se había vuelto deliciosamente oscura y los Skavens se habían convertido en un atractivo ejército que deseé, pero el hecho de ser tantas miniaturas, me disuadió por mis dificultades económicas de estudiante.
Sin embargo, hace un año, decidí comprarme un ejército skaven reuniendo dos cajas de Isla de Sangre y un par de cosas más de aquí y allá, junto a Ebay. Y en estas me veo ahora, pintando junto a mi mujer un montón de ratas mientras ella se dedica a pintar el set de pueblo en ruinas de Escenorama.
Iré subiendo fotos de mis ratitas.
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